Ingredientes:
- 1 kg de jibia
- 2 o 3 marraquetas
- 1 tarro de crema
- 2 sobres de 40 g de queso parmesano
- 1 cebolla grande
- 1 morrón rojo
- 2 dientes de ajo
- 1 zanahoria
- 1 cucharadita de comino
- 1 cucharadita de pimienta molida negra
- Sal a gusto
- 1 cucharada de ají paprika
- 2 cucharadas de aceite
- 100 ml de vino blanco
Preparación:
- Cocer 1 kg de jibia en 4 litros de agua fría en olla a presión durante 1 hora. Luego, sacar y cortar en cuadritos. Reservar.
- Simultáneamente, poner a remojar las 2 o 3 marraquetas (solo la miga) en agua o leche durante unos 45 minutos. Reservar.
- Picar la cebolla en cubos pequeños. Picar el morrón y el ajo. Rallar la zanahoria.
- En un wok o sartén grande, calentar 2 cucharadas de aceite. Agregar la cebolla picada y cocinar por 5 minutos hasta que cambie de color y textura. Añadir el ajo, el morrón y la zanahoria rallada. Incorporar pimienta, comino y sal a gusto. Cocinar semitapado durante 10 minutos.
- Incorporar la jibia reservada, agregar el vino blanco y la cucharada de ají paprika en polvo. Cocinar durante 10 minutos.
- Añadir las migas remojadas, el tarro de crema (200 ml) y 1 sobre de queso parmesano (40 g). Cocinar a fuego lento durante 7 minutos, revolviendo constantemente.
- En seis potes de greda enmantequillados, distribuir la mezcla. Espolvorear queso parmesano encima de cada pote.
- Llevar al horno precalentado y hornear durante 20 minutos. Servir caliente.
Historia detrás de la receta:
Hola, soy Leoncio, tengo 69 años. Hace mucho tiempo, cuando era un niño de 7 años, siempre acompañaba a mi madre en la cocina. Miraba cómo cocinaba, la acompañaba y buscaba el momento de descuido para meter el dedo en la olla; yo era feliz, aunque mamá se enfadara.
Ella cocinaba maravillosamente, lo hacía todo, incluso las tortas de cumpleaños, y así crecí. Me casé, y mis hermanos y yo fuimos dejando la casa materna, somos cuatro. Mi madre le enseñó a mi esposa a cocinar y así continué con la misma práctica de acompañar, ahora a mi señora, y disfrutar de su sazón exquisita.
El tiempo y la vida nos llevaron por diferentes rumbos, y yo seguí extrañando tantas recetas deliciosas. Aprendí a cocinar muy bien observando. Un día, extrañando el pastel de locos que preparaban tanto mi madre como mi esposa, decidí hacerlo. Salí a comprar los ingredientes, pero no encontré locos, así que decidí usar jibia, haciendo pequeñas modificaciones.
El resultado fue maravilloso. Invité a mi hermana y a mi sobrino, amantes de los mariscos, y les encantó. Incluso pensaron que era pastel de locos por su sabor y textura. Desde entonces lo hago seguido, porque además es más económico.